Lavarse las manos, clave para evitar infecciones
La piel es la primera línea de defensa contra los microorganismos. En las manos, nuestras principales herramientas de trabajo, se alojan y se transmiten infinidad de gérmenes que pueden provocar procesos infecciosos. La higiene de las manos no sólo es una poderosa arma contra la propagación de infecciones comunes como el resfriado y la gripe sino que también actúa contra otras de tipo diarreico generadas por enterobacterias y contra las toxiinfecciones alimentarias en general.
Una vez tenemos clara la importancia de unas manos limpias, tenemos dos opciones: lavarse o desinfectarse. Lo mismo que ocurre con otras superficies y elementos, no es lo mismo lavar que desinfectar las manos. En el ámbito doméstico, un jabón normal será generalmente suficiente para limpiar nuestras manos. En ámbitos profesionales es obligatorio utilizar jabones especiales con cierto poder desinfectante.
En la cocina, no sólo hay que lavarse al empezar a cocinar, sino que lo apropiado sería lavarse también entre la manipulación de diferentes tipos de alimentos (por ejemplo, si después de pelar una cebolla vas a tocar carne, deberías lavarte las manos). También tiene su importancia lavarlas entre el manejo de alimentos crudos y cocinados. Y por supuesto, después de tocarnos el pelo, sonarnos, tocar el cubo de la basura, etc.
Otro aspecto importantísimo es la limpieza del trapo de cocina, a través de él nos contaminamos con frecuencia, así que si me lavo mucho las manos, pero me seco con un trapo sucio, aún estoy empeorando la situación. El la cocina, lo ideal es tener un trapo sólo para secarte las manos después de lavarlas, y otro para el resto de tareas.